El teléfono celular y la minería: las peores amenazas para el Congo
24-05-07
24-05-07
Se venden millones. Parecen la tecnología más eficiente, "imprescindible", inofensiva. Su propaganda con modelos publicitarios está siempre en todo medio de difusión masiva. Parece que no hay nada malo en tenerlos, regalarlos… Pero muchos podemos ser sin querer cómplices de los que están destruyendo a la segunda área verde del planeta después del también amenazado Amazonas: las selvas y bosques del Congo, centro enorme de biodiversidad y hogar de innumerables especies, ahora severamente amenazadas. Este informe explica por qué. La tragedia que se oculta detrás de los teléfonos celulares.
Las montañas orientales del Congo son una región de diversidad biológica inmensa donde viven animales en mucho peligro de extinción (hipopótamo, rinoceronte, bonobo, okapi, y uno de nuestros parientes más cercanos: el gorila de montaña (Gorilla beringei). El Parque Nacional de Virunga y sus zonas aledañas, de este lugar estamos hablando, eran hasta hace poco uno de los lugares más bellos y luminosos de la Tierra , un paraíso, pero la codicia de algunos hombres y de empresas multinacionales, pueden acabar rápida y definitivamente con este paraíso.
Coltán y niobio. ¿Qué son? Cobalto y uranio son más conocidos. Más todavía: oro, diamantes, cobre y estaño. Son todos minerales que hay en las montañas de esta región de la República Democrática del Congo (RDC), en áreas que por ser parques nacionales - declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO - deberían ser zonas protegidas. Pero no lo son (aunque algunos fueron asesinados por defenderlas, sólo en el Volcán Virunga mataron casi cien guardaparques), y la desolación que cada vez hay mas en el lugar hace ver la crueldad de estas multinacionales y la hipocresía internacional –que se lava las manos en vez de elegir el cuidado de la vida en vez del "progreso" comercial tecnológico.
¿Para qué se usan los cuatro primeros minerales que nombramos? El coltán se usa con el niobio para fabricar los condensadores para manejar el flujo eléctrico de los teléfonos celulares. Los otros dos, cobalto y uranio, son elementos esenciales para la industria nuclear, química, aerospacial y de armas de guerra. Los dos primeros prácticamente sólo se encuentran en esta región del mundo (alrededor del 80% de las reservas mundiales de coltán están en el Congo).
Por el control - sobre todo - de estos cuatro minerales escasos hay en África una guerra tremenda. Desde 1996, esta nación vive una tragedia donde (según Amnistía Internacional) ya murieron más de 3,9 millones de personas por las invasiones y guerras patrocinadas por los poderes multinacionales para controlar la minería de la región. El motivo del genocidio es estos minerales que buscan las corporaciones.
En 1996, EE.UU. patrocinó una invasión de fuerzas militares de las vecinas Rwanda y Uganda. Hacia 1998 tomaron el control y ocuparon las áreas mineras estratégicas. Muy pronto, el ejército rwandés comenzó a ganar más de 20 millones de dólares por mes con la minería del coltán. Aunque el precio del metal ha caído, Rwanda mantiene su monopolio de la explotación y comercio del metal del Congo. Hay cientos de informes sobre abusos de los derechos humanos en esa región minera. El coltán sale de las minas a puestos comerciales clave, donde lo compran mercaderes extranjeros que lo envían al exterior, principalmente a través de Rwanda. Las empresas con capacidad tecnológica suficiente convierten al coltán en el codiciado tantalio en polvo y lo venden a Nokia, Motorola, Compaq, Sony y a otros fabricantes que lo usan en teléfonos celulares y otros aparatos de tecnología "de punta".
El próximo paso, una vez entendida la explotación y la violencia introducida entre los habitantes de África central, es responsabilizar a corporaciones como Sony y Motorola de alimentar con el hambre y la destrucción los juguetes de alta tecnología que consumen EEUU. y las clases opulentas del Mundo. Estas corporaciones no desean movimientos de protesta que empañen su reputación. Y sobre todo, tampoco desean llamar la atención hacia el coltán que mata a los gorilas, ni sobre las guerrillas que subvenciona.
Esta civilización moderna tiene que darle más valor a los seres vivientes, sean gorilas o humanos, que son afectados por la fabricación de los juguetes habituales de alta tecnología, como los teléfonos celulares. Hay que exigirle una existencia más compasiva a las empresas corporativas que crean mercados destructivos, y al sistema de medios de comunicación que ha fabricado nuestro consentimiento.
No se trata de cuestionar el uso de los teléfonos celulares (aunque ésa sería una gran solución). Lo que debemos cuestionar es la apropiación de nuestro planeta por un modelo que consume los recursos, en vez de respetar la vida de los hogares y las comunidades.
Cristóbal Saura (Buenos Aires)